jueves, 15 de noviembre de 2012

CAQUETA HACIA LA GANADERIA SOSTENIBLE

Con mucha razón el presidente del Comité de Ganaderos del Caquetá, Rafael Torrijos, urgió una rápida y radical intervención del sector para transformarlo, mejorar los indicadores y por lo tanto imprimirle competitividad.
Pero también  desarrollar una forma económicamente rentable de explotar la ganadería sin deteriorar el medio ambieente, que constituye la otra gran apuesta del Caquetá y uno de sus principales patrimonios futuros.
En Caquetá hay que multiplicar modelos sostenibles de producción ganadera a escala regional, utilizando estrategias de asistencia técnica, capacitación, credito especializado, incentivos económicos, comercialización de productos en nichos especiales y políticas públicas.
La transformación de la ganadería en actividades compatibles con el desarrollo socioeconómico y la protección de la naturaleza debe partir del reconocimiento de la diversidad de situaciones, actores sociales e impactos ambientales.
La urgencia de transformar los sistemas ganaderos es evidente. El caso colombiano tiene componentes propios pero también mucho en común con lo que sucede en otros países de la región. Se necesitan cambios políticos en las estructuras agrarias, pero también otras modificaciones para quienes tienen interés real en el ganado como medio de producción. Investigadores, funcionarios públicos, técnicos y ganaderos deben reconocer que es posible alcanzar un potencial biológico mayor si se hace un manejo inteligente de la naturaleza y si se integra la ganadería con otros sistemas productivos con el cuidado especial de entender los límites ambientales de cada región y cada ecosistema.
El conflicto entre ganadería y medio ambiente es evidente.
No es un secreto que la ganadería en zonas de colonización refleja una baja productividad, mínima inversión y tecnología, escasa contribución a la seguridad alimentaria local y pobre generación de empleo. Predominan sistemas de cría extensiva y levante de animales que son engordados en mejores tierras.
La transformación de la ganadería en actividades compatibles con el desarrollo socioeconómico y la protección de la naturaleza es urgente. Pero debe partir del reconocimiento de la diversidad de situaciones, actores involucrados e impactos sociales y ambientales.
 
La reconversión social de la ganadería debe también coincidir en forma total con la reconversión ambiental.
La eficiencia económica puede llegar a ser equivalente a la eficiencia social y ambiental.
Las estrategias deben ajustarse al tipo de ganadería de la región, con sus debilidades y fortalezas.
También deben contribuir a atenuar los impactos generados sobre el agua, suelo, aire, energía y biodiversidad, y al mismo tiempo, incrementar los beneficios sociales como generación de empleo, oferta alimentaria y la distribución de la riqueza.
Muchos de los sistemas ganaderos destinados a la producción y no la renta del negocio de tierras, requieren cambios de tipo tecnológico y empresarial, destinados a reducir los efectos nocivos sobre el ambiente, que busquen intensificar la actividad sobre la base del uso inteligente de las potencialidades locales (naturales y humanos) y, por supuesto,  adaptadas a cada agroecosistema.
De hecho supone innovaciones en temas de relevancia global como metodología para pago de servicios ambientales en paisajes agropecuarios, buenas prácticas para el manejo y conservación de biodiversidad, conservación del recurso hídrico, a través de la implementación de sistemas silvopastoriles y otros usos de la tierra amigables con el ambiente.

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